Playas, apacibles calas, historia, vida nocturna... Tanto si planea un viaje breve para disfrutar del sol del Mediterráneo como si desea realizar un auténtico recorrido histórico, Malta lo tiene todo.

El amplísimo bagaje histórico de Malta ofrece numerosos y emblemáticos lugares de interés que no debe dejar pasar, como la antigua capital amurallada, Mdina, la imponente catedral de San Pablo y sus milenarias calles. La Valeta, moderna capital declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, no se queda atrás en lo que a tesoros culturales se refiere: está repleta de iglesias, catedrales, museos y jardines. Los pintorescos restaurantes y tiendas inundan las estrechas y sinuosas calles de esta ciudad. Aventúrese a conocer otras islas, como Gozo o Comino, valen mucho la pena, ya que cuentan con paisajes interiores repletos de colinas y costas de aguas turquesas.

Descubra un gran número de bares, restaurantes y discotecas en las zonas más turísticas de Sliema y San Julián. No son los lugares más adecuados para conocer la cultura tradicional maltesa, pero resultan perfectos para comprar y disfrutar de un almuerzo o una bebida bajo el sol sin alejarse demasiado de las azules aguas de la playa.