Viva el singular ambiente cosmopolita de Nápoles, una extensa y animada ciudad que se ha mantenido al margen de la influencia del turismo.

Nápoles rebosa historia, desde la Edad de Bronce hasta su época como asentamiento del Imperio Romano y mucho más. Esta ciudad está plagada de plazas, parques, iglesias e incluso varios castillos, como Castel Nuovo o Castel dell'Ovo. Las raíces romanas de la ciudad se exhiben en el Museo Arqueológico Nacional, que alberga la mayor colección del mundo de piezas romanas. Suba a la Plaza del Plebiscito para transportarse a otros tiempos más antiguos, y visite la Basílica de San Francisco de Paula, que le invita a contemplar sus esculturas y su arquitectura. Adéntrese en el casco histórico de la ciudad y conozca la forma de vida cotidiana. Pasee por la calle Spaccanapoli y deténgase en alguna pasticceria para probar los dulces o en alguna de las muchas cafeterías para tomar un capuchino. Termine su día con una pizza elaborada con las técnicas tradicionales de la ciudad que vio nacer este plato.

El desafortunado destino de Pompeya y Herculano puede observarse tras un breve trayecto de una hora en tren. Desde Pompeya, es posible ascender al monte Vesubio en un solo día para disfrutar de sorprendentes vistas de toda Nápoles. La hermosa tríada de islas compuesta por Ischia, Capri y Procida es una opción ideal para visitar en un día viajando en ferry directamente desde Nápoles. Asimismo, la pequeña y encantadora ciudad de Sorrento, situada al sur, le permite desconectar del ritmo frenético e intenso de Nápoles.

Puede llegar a Nápoles con Finnair y la extensa red de rutas de los miembros de la alianza oneworld.