Millones de personas en fila atraviesan a diario las estaciones de tren de Shinjuku y Shibuya. Los anuncios de neón ocupan paredes enteras e iluminan las ciudades con todos los colores del arcoíris, mientras que multitud de rascacielos encierran casinos, restaurantes, clubs de karaoke, oficinas y lujosos hoteles. Las tendencias de moda más extremas del futuro tienen su origen en las calles y tiendas de Nagameguro, Harajuku y Shimokitazawa.

Dentro del bullicio y la grandeza de Tokio hay lugares para relajarse y tomar un respiro como los jardines del Palacio Imperial, el magnífico barrio del templo de Asakusa o los tradicionales balnearios sento. Si viaja entre noviembre y diciembre, tampoco se pierda los admirables colores otoñales de los árboles iluminados del jardín Rikugien.

El mercado de pescado más grande del mundo ofrece una experiencia inolvidable, mientras que el museo Ghibli de anime japonés y Tokio Disneyland ofrecen una divertida atracción para los más pequeños y los no tan pequeños. Una parte fundamental del viaje consiste en descubrir por qué, con 191 estrellas Michelin en su conjunto, a Tokio se la conoce también como la nueva capital gastronómica del mundo.